Autor: Juan José Dobles
En el año 3320 de la Segunda Edad, Elendil y sus hijos Isildur y Anárion llagaron a Tierra Media provenientes de Númenor. En las tierras del sur, dominadas por las Montañas Blancas y el río Anduin, Elendil fundó el Reino de Gondor cuyo gobierno encomendó a sus hijos. El reino estaba dividido en varias regiones, de las cuales las más importantes recibieron sus nombres en honor a ambos hermanos: Ithilien y Anórien. En el corazón de cada región los hermanos construyeron dos ciudades fortalezas gemelas: Minas Ithil y Minas Anor, conocidas al final de la Tercera Edad como Minas Morgul y Minas Tirith respectivamente.
La ciudad de Minas Anor fue levantada en el extremo oriental de las Ered Nimrais, las Montañas Blancas, sobre el espolón más oriental del monte Mindolluin conocido como la Colina de la Guardia. Su nombre original significaba “Torre del Sol” en la lengua sindarin. Su principal función era servir como bastión militar para proteger las provincias occidentales de Gondor. Tras la caída de Minas Ithil al comienzo de la Guerra de la Última Alianza en 3429 SE, Isildur logró escapar llevando consigo una semilla del Árbol Blanco que había comenzado a crecer en esa ciudad, el cual a su vez era descendiente de Nimloth, el Árbol Blanco de Númenor. Dicha semilla se plantó en la Ciudadela de Minas Tirith, convirtiéndose desde entonces en símbolo del poder real de Gondor hasta el año 2872 TE, cuando se marchitó tras la muerte del Senescal Belecthor II.
Minas Tirith fue destruida durante la Guerra de la Última Alianza, y reconstruida como residencia de verano de los reyes por el Rey Ostoher en el año 420 TE. En el año 1640 TE se convirtió en la capital de Gondor por orden del Rey Tarondor, producto de la decadencia de la hasta entonces ciudad capital de Osgiliath, la cual había sido destruida durante la Guerra Civil y diezmada por una terrible plaga. Después que Minas Ithil fue tomada por las tropas de Mordor y transformada en Minas Morgul (la Torre de la Magia) en el año 2002 TE, el Rey Earnil II rebautizó Minas Anor como Minas Tirith, la Torre de la Guardia, posiblemente en honor a la fortaleza levantada por Finrod Felagund en el paso del Sirion durante la Primera Edad.
La ciudad de Minas Tirith está construida en siete niveles, cada uno protegido por una muralla de piedra blanca. La Gran Puerta exterior y la puerta del último nivel se abren hacia el Este; las puertas intermedias están colocadas de manera escalonada mirando primero al sur, luego al norte y así sucesivamente, de tal manera que el camino sube zigzagueando hasta el último nivel, permitiendo la defensa de cada nivel de manera individual.
El último nivel está dominado por la Ciudadela, la cual está ubicada aproximadamente a unos 200 metros sobre la planicie de Pelennor en un promontorio rocoso con forma de quilla de barco. La entrada a este nivel está excavada en la roca misma del promontorio, a través de una pendiente alumbrada por faroles. La pendiente desemboca en el Patio del Manantial en el cual crece el Árbol Blanco de Gondor. Alrededor del año 1900 TE, el Rey Calimehtar construyó la Torre Blanca de Gondor coronando la Ciudadela. Tras su reconstrucción en 2698 TE por orden del Senescal Echtelion I, la torre fue conocida también como Torre de Echtelion. En su piso superior se conservaba el Palantir de Minas Anor.
Tras la ciudad de Minas Tirith y sobre el estrecho brazo que une la Colina de la Guardia con el Mindolluin se encuentran los Recintos Sagrados, lugar de descanso de Reyes y Senescales. Esta zona está dentro de los muros del quinto nivel, aunque su ingreso sólo es posible siguiendo la Rath Dínen (Calle del Silencio), la cual nace en el sexto nivel y cruza Fen Hollen, la Puerta Cerrada. Dicha entrada permanece custodiada todo el tiempo y sólo es abierta para los funerales.
Junto al muro del sexto nivel, mirando hacia el sur, se encuentran las Casas de Curación, el hospital de Minas Tirith.
Los Campos de Pelennor se extienden alrededor de la ciudad hasta alcanzar los márgenes del Anduin. Ante el despertar de Mordor y el abandono de Ithilien en 2954 TE, el Senescal Echtelion II construyó las murallas de Rammas Echor como un sistema defensivo alrededor de Pelennor. El muro tiene una longitud de cerca de 40 kilómetros, varios de los cuales los recorre siguiendo el Anduin. Tres o cuatro millas al sur de la ciudad se encuentra el puerto de Harlond, aún dentro de los límites del Rammas Echor.
La ciudad es conocida por los rohirrim como Mundburgo.
En el año 3019 TE, Minas Tirith sufrió el más duro de los sitios de la Guerra del Anillo, el cual duró desde la noche del 13 de marzo hasta el amanecer del 15 de marzo. Los ejércitos de Mordor liderados por el Rey Brujo de Angmar lograron abrir brechas en el Rammas Echor y barrieron con Pelennor, llevando la pelea hasta las puertas mismas de la ciudad. El 14 de marzo las catapultas incendiaron el primer nivel de la ciudad y los nazgul desmoralizaron a los defensores. Al día siguiente, antes del amanecer, la Gran Puerta fue destrozada por el monstruoso ariete Grond, permitiendo la incursión de los atacantes y obligando a los gondorianos a replegarse al segundo nivel. La llegada de los rohirrim liderados por el Rey Théoden y el auxilio de Aragorn desde el Anduin detuvieron el ataque y permitieron el rescate de la ciudad.
Posteriormente, el Rey Aragorn II Elessar restauró el primer nivel y encomendó la reparación de la Gran Puerta a los enanos de Aglarond. Esta quedó más hermosa y fuerte que nunca, pues los enanos liderados por Gimli la reconstruyeron utilizando mithril y acero.
Gondor según Platón
En el año 1602 el filósofo, mago, astrólogo, profeta y agitador político Tommaso Campanella (1568-1639) impulsó la construcción en las montañas de Calabria (suroeste de Italia) de una ciudad utópica, un centro urbanístico de tipo mágico-filosófico que se convertiría en el último eco renacentista de la Ciudad Platónica. La llamó “Ciudad del Sol”. Esta urbe sería edificada sobre un espolón de las montañas, dominando las llanuras circundantes. Su estructura se basaba en siete círculos concéntricos construidos de forma escalonada, permitiendo a la ciudad levantarse hacia los cielos, como una montaña o pirámide. Los círculos concéntricos vistos desde arriba serían la perfecta imagen análoga al sistema cósmico toloméico. En el último nivel de la ciudad, situado en el centro, se levantaría un templo mágico desde el cual el Gran Metafísico (filósofo-mago regidor de la ciudad) buscaría las adecuadas influencias planetarias que permitieran la felicidad en cada habitante de la urbe. El proyecto de Campanella terminó en conflicto con las autoridades españolas, las cuales lo arrestaron y condenaron a 28 años de cárcel.
La similitud entre la frustrada Ciudad del Sol y Minas Tirith son sorprendentes, aunque no debería extrañarnos. Como académico que era, el Profesor Tolkien tenía acceso a los estudios filosóficos que han marcado la historia del ser humano. La Ciudad Platónica en este caso es un concepto que ha dado origen a muchas leyendas y ha interesado a eruditos desde su concepción dentro de las ideas del neoplatonismo.
Platón expone dentro de su obra La República el concepto del ciudadano ideal con relación a la ciudad ideal: una utopía de comportamiento ético de los individuos en relación con el funcionamiento del Estado. Esta idea fundamentó la visión de un orden moral personal en relación con un orden universal (microcosmos-macrocosmos).
Durante el Renacimiento los urbanistas recuperaron esta idea platónica, influenciados por humanistas y arquitectos como Leon Battista Alberti (1406-1472). Para estos edificadores neoplatónicos debía existir un medio-cosmos que interconectara al individuo (microcosmos) con el Universo (macrocosmos). La respuesta era obvia: la Ciudad.
Dentro de este pensamiento la ciudad es pensada como prolongación de los individuos que la habitan, siguiendo un ordenamiento orgánico basado en la ubicación de las tres “almas del hombre”: racional (acrópolis), pasional (mercado o ágora) y concupiscente (tejido urbano o murallas). La ciudad es tanto Axis-Mundi (representación del cosmos) como reflejo del Ser Humano.
Todas estas ideas han sobrevivido en el pensamiento hasta nuestros días. Tolkien mismo dentro de su experiencia religiosa dentro del catolicismo podía constatar esta influencia a través de la belleza arquitectónica de las catedrales europeas: testigos de una búsqueda por reflejar el cosmos mítico en la arquitectura.
En el caso de Minas Tirith existen tres aspectos interesantes con respecto a la idea de la Ciudad Platónica. Como reflejo del cosmos, la ciudad está conformada por siete círculos concéntricos: los siete círculos que conforman la idea cristiana del cielo. El círculo más externo es el más débil, el que puede ser fácilmente quebrantado por las fuerzas de Mordor (¿el pecado?). El último círculo está más cerca del cielo. En él se guarda el Árbol Blanco y el Salón del Trono (¿el alma?). Como reflejo del hombre Minas Tirith posee murallas de piedra blanca, símbolo de la pureza que se esperaba de sus habitantes (nótese un simbolismo similar en la ciudad élfica de Gondolin).
Por último y uniendo ambos conceptos, Minas Tirith es una fortaleza majestuosa que representa el espíritu de vigilancia, resistencia y lucha de los gondorianos. Desde sus muros se puede distinguir las ruinas de la antigua capital Osgiliath a ambos lados del Anduin, y más allá, las Montañas de las Sombras, la frontera de Mordor. El Sitio de Minas Tirith representa la lucha de Gondor (macrocosmos) y sus habitantes (microcosmos) por la supervivencia: así como el primer nivel fue consumido por las llamas, de igual manera gran parte de Gondor fue arrasada por las tropas de Mordor, gran parte de sus habitantes fueron aniquilados. Pero el corazón de Gondor, la Ciudadela, se mantuvo intacta; al igual que el alma de los gondorianos, retando a sus enemigos hasta las últimas consecuencias.
La salvación de la ciudad es también la salvación de todos los hombres en contra de la maldad.